jueves, 11 de noviembre de 2010

El día después


Al día siguiente de la operación, es decir, el viernes 5 de noviembre de 2010, ya no me sentía tan mal. Hablaba un poco más pero... no era capaz de tomar el celular y menos un computador. Me sentía muy cansada, pero no tan adolorida. Mi idea era en la tarde poder seguir la clase del magíster que estoy cursando vía webcam ¡ja! Lo que quería...

Sólo fui capaz de twittear "No he podido twittear estoy un poco débil" y luego loguearme en Foursquare, y sería todo.

La sorpresa de la mañana fue la visita del kinesiólogo para... ¡¡¡salir a caminar!!! Desde que me habían instalado en la camilla el día anterior siquiera me había movido de una sola posición. Pues bien, me enseñó a levantarme y logré caminar. Había dolor, pero no tanto como pensé.

Después tuve que hacer unos ejercicios de respiración con un aparatito que hay que soplar y con el viento se levantan unas pelotitas. Eso es porque los pulmones se ponen "flojos" luego de una operación. Luego me dijo que me quedara sentada lo que más pudiera, y así fue. El kine me visitaría en adelante 3 veces al día todos los días en los que estuviera en la clínica.

Cuando llegó mi mamá me encontró muy sentada en el sillón de la habitación y se sorprendió: ya no era la somnolienta del día anterior. Realmente la laparoscopía permite una muy rápida recuperación.

Ese día me recomendaron que no recibiera muchas visitas, para no hablar mucho, así es que el sábado esperaría ver a más personas. Me contaron que otro doctor una vez le dio tanta lata que puso un cartel de restricción de visitas en la puerta de la habitación de una niña que al primer día de operada estaba en plena conversa con sus visitas jaja...

Ese día, como todos, me visitó mi doc y me dijo que me iban a traer 60 cc de agua y que tomara de muy poquito, muy poquito. Yo me quería morir, me daba susto, pensaba que mi guata colaría el agua como los dibujos animados jaja. El doc me dijo que posiblemente me iba a molestar al digerirla, pero que si eso me pasaba pidiera que me pusieran Viadil... y así fue. Me alivió mucho y me demoré toda la tarde en tomar ese poquito de líquido, pero así tenía que ser.

Ahora se quedó mi mamá conmigo y también pasé una buena noche.

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